lunes, 19 de agosto de 2019

Reseña: El último abecedario

Una de mis mayores desdichas en los últimos años es el poco tiempo del que dispongo para leer. He pasado de, hace unos cuatro o cinco años, un libro semanal a la situación actual, en la que uno cualquiera me dura un mes (o dos, o tres). Principalmente por esto, llevo un tiempo en el que he cerrado un poco mi círculo de lecturas y me ciño a lo que sé que me va a gustar. Juan Gómez-Jurado, César Pérez Gellida, Joe Abercrombie, Pérez Reverte. Caballo ganador.

Son apuestas seguras, desde luego, pero hace un par de meses me dije que hay mucho talento, más o menos conocido, que merece ser descubierto. Así que amplié un poco mi círculo, y descubrí a Blas Ruiz Grau. Gracias a eso, este criminal se ha sumado al estrecho círculo que he mencionado más arriba. Mediante conversaciones por Twitter y demás he descubierto a mucha gente que va a pasar por delante de mis ojos próximamente, y el caso que hoy nos atañe es uno de ellos. Polifacético como el que más, su vertiente literaria es la que más me puedo atrever a juzgar. Hoy tenemos la reseña de una novela fantástica (no del género, sino que es genial 😃). El último abecedario, de Gonzalo Jerez, El Selenita.

Un hombre que nos da, cada mañana, los buenos días llamándonos terrícolas es uno que, ya de primeras, se muestra como alguien interesante. Con él, y como he dicho antes, me he estrenado con El último abecedario, una novela de historias paralelas que se cruzan para terminar en un mismo punto común. Todos los capítulos están encabezados por una letra de abecedario, podéis suponer que van en orden, desde la A hasta la Z, y cada uno está protagonizado por un alguien cuyo nombre de pila comienza por esta letra. Esta explicación aporta poco, pero me gusta hacerla porque es una forma de deciros que El Selenita cuida hasta el más mínimo detalle. El último abecedario es una novela para releer, porque con tanto protagonista, debe ser satisfactorio una segunda vuelta en la que conectas un poco más con los personajes, atando los hilos que puedan haber quedado sueltos en la primera lectura. Esto siempre, siempre, es un dato positivo de cualquier novela, porque te indica que es tan profunda que no vale con una primera impresión.

En cuanto al hilo conector de la novela, prefiero que sea el mismo autor quien os lo cuente. Es una historia en la que es muy fácil hablar de más, y como no quiero ser yo el que diga una palabra más de la cuenta, os dejo por aquí la sinopsis:



“¿De qué le sirve al ser humano llegar hasta tan lejos en el tiempo, si a cambio terminas tus días igual que los empezaste? Tirado en una cama donde te tienen que dar de comer, donde te cambian los pañales. Una cama desde la que observas un punto de la pared con la mirada perdida, donde no conoces a nadie de los que tienes a tu alrededor.” Un grupo de científicos trabajan en un proyecto que mitigue los efectos de determinadas enfermedades mentales. Lo que no sabían era lo que realmente crearían en ese proyecto, algo que cambiará definitivamente el mundo tal y como lo conocemos.  El último abecedario es un conjunto de historias paralelas entre sí que se suceden en el mismo lapso de tiempo, que se entrecruzan sin mezclarse, creando una novela coral impactante, con unos personajes ricos y situaciones límite que pondrán los pelos de punta al lector.  Veintisiete letras. Veintisiete personajes. Veintisiete historias que se precipitarán al caos, unidas por un nexo común, una situación de no retorno que acabará con el fin de una era y casi con el de una especie: la raza humana.  “Un silencio que casi se podía tocar lo invadió todo. Un silencio que sólo fue roto por un grito desgarrador, más parecido al rugido de una bestia. Estaba empezando a pasar.”



Sí me gustaría recalcar que las veintisiete historias que tenemos en El último abecedario son de lo más variado. Son como la vida misma. Las hay cotidianas, sin un hecho triunfal que nos vuelque el corazón, aunque son las menos. Concursos de baile, batallas de cómicos. Pero hay algunas que nos pellizcan en lo más profundo. Como gran parte de la historia se desarrolla en un hospital, asistimos en primera fila a momentos importantes de personas que nos calan en lo más hondo de nuestra humanidad. Terminé varios capítulos con un nudo en el corazón. Más tarde, lees otro capítulo relacionado y la historia encaja.

Yo no soy un gran reseñador. Me gusta hacer esto porque sé que es importante para el autor (faltaría más, si no lo supiera), y porque soy olvidadizo con lo que leo/veo y, pasado el tiempo, releo mis reseñas para recordar lo que me pareció una novela. Esta novela es profunda en su contenido, pero ligera de leer. Es una novela que te sorprende cuando vas descubriendo los detalles que se ocultan bajo sus palabras. Un libro que te da lo que esperas, y un poquito más. Con El último abecedario he descubierto a El Selenita, y os puedo asegurar que no será lo último que lea de él.

domingo, 11 de agosto de 2019

Reseña: Trilogía del Mar Quebrado

Siempre lo he dicho: la fantasía es un género que admiro profundamente. Una buena novela fantástica es de lo más complicado de construir, porque además de la escritura, se requiere la creación de un mundo desde cero. No creo que sea un género apto para todos los escritores, y no son pocas las obras de fantasía que se quedan a medio camino, o directamente, fracasan.

Recordaré toda mi vida que, en la adolescencia, era más que reticente con este género. No había leído nunca fantasía, no vi las películas de El Señor de los anillos... Era totalmente virgen en el campo. Poco antes de que Juego de Tronos comenzase a emitirse en televisión, me recomendaron que leyese las novelas en las que estaba inspirada la serie. Canción de Hielo y Fuego.

Vale, probaremos, dije yo.

Sigue siendo, a día de hoy, la saga (inacabada, por supuesto) que más me ha atrapado en mi vida. Y sirvió de pistoletazo de salida para que comenzase a leer fantasía. Así fue como conocí a Joe Abercrombie. No tardé mucho en leer su trilogía La primera ley, que me parece una absoluta genialidad. Mi don (o maldición) para olvidar historias hace que sea incapaz de haceros una reseña de esta trilogía, pero por suerte la escribí en su momento. Eso sí: nunca olvidaré el carisma de personajes como Glokta, el inquisidor o Logen Nuevededos.

Ciñéndonos al guión para hoy, hace unas semanas terminé otra trilogía de Abercrombie: la trilogía del Mar Quebrado. Personalmente, y aunque me ha encantado, creo que se sitúa un peldaño por debajo de La primera ley. Se trata de una percepción personal, simplemente los personajes que he mencionado más arriba me parecen muy difíciles de desbancar.

La trilogía está compuesta por, obviamente, tres novelas: Medio rey, Medio Mundo y Media guerra. Cada una de ellas, aunque cuenta con el mismo elenco (más sus respectivos añadidos), está contada desde el protagonismo de un personaje diferente. Respectivamente, Yarvi, Espina Bathu y Skara.

Yarvi, el hijo menor del rey, es el máximo protagonista de la trilogía, ya que es piedra angular de la misma y protagonista en las tres entregas. Pese a ser, como hemos dicho, hijo del rey, no puede formarse como guerrero por la malformación de nacimiento que hace que su mano sea, más bien, un muñón. En lugar de eso, estudia para ser clérigo y terminar siendo el Padre Yarvi. Sin embargo, la noticia de que su padre y hermano han sido asesinados le convierte en rey. No dura mucho, pues una traición le convierte en esclavo. Ahí es donde comienza su historia.

Las andanzas de Yarvi y de los grandes personajes de las tres novelas nos llevan a recorrer el mundo ideado por Joe Abercrombie. Interesa fijarse mucho en el mapa del Mar Quebrado cuando devoras sus páginas. Tenemos tres novelas geniales, con una escritura al más puro estilo Abercrombie: muy trabajada, preciosista, pero sin caer en ningún momento en lo enrevesado. Siempre he dicho que este autor tiene el don de hacer que la frase más simple parezca oro.

Respecto a los otros dos personajes que protagonizan las novelas, Espina Bathu es una chica aguerrida, una niña que desea ser la mejor guerrera del Mar Quebrado. Un lance en una práctica se convierte en tragedia, y acepta la mano que le tiende el Padre Yarvi para sobrevivir exiliada. Skara, por su parte y en el tomo final de la trilogía, es una muchacha que ha sido educada para ser reina. Pero los acontecimientos se precipitan cuando su familia es asesinada a manos de Yilling el Radiante, y Skara debe huir para salvar lo único que queda de su linaje: ella. Nuestros tres protagonistas, Yarvi, Espina y Skara, viven sus travesías personales como un modo de vengar a sus familias, de reivindicarse a sí mismos y de hacer justicia.

Como siempre os digo, no me quiero adentrar mucho más, siempre prefiero, en obras reputadas como lo es esta, dar una simple pincelada para animar a quien no la conozca a que se adentre entre sus páginas.