domingo, 26 de enero de 2020

Reseña: SirenSong

¡Seguimos para bingo! No llega a un mes de 2020, y he terminado de leer tres novelas. La autopublicación le está sentando genial a mi alma lectora.

Hoy tenemos un libro con el que sentí un flechazo nada más verla. Un trabajo que ejemplifica la importancia de una buena portada. En cuanto vi la cubierta de SirenSong, me dije «tengo que leer esto». Antes, el mundo de la autoedición en Amazon se diferenciaba porque las portadas no estaban a la altura de las grandes editoriales. Ahora, con una gran variedad de diseñadores magistrales, el gran reclamo que representa la primera imagen que tenemos de un libro, en la mayoría de los casos, se ha equiparado. Mi enhorabuena para el artífice de este diseño.

Pero nos vamos a centrar en el interior de la novela que, al fin y al cabo, es lo que nos ha traído hasta este post. SirenSong, escrita por un fenómeno como Miguel Olmedo Morell, nos introduce en un mundo subacuático, en el que toda una población vive en el interior de una gran burbuja de aire. Los protagonistas son, en su mayor parte, integrantes de la familia real, especialmente los siete hermanos que la componen, y particularmente Lux, quien nos narra toda la trama desde su punto de vista. En cualquier caso, hay personajes con mucha fuerza, y nombraré a Gaius y Alba por destacar alguno. A medida que avanza la trama, otros protagonistas que parecían planos resulta que no lo son, y esto ha representado una grata sorpresa para mí.

SirenSong es una de esas novelas que te integra en su mundo fantástico, te hace sumergirte —y nunca mejor dicho— y perder la noción del tiempo. Te encantaría estar ahí. Pero no. Conforme se suceden las páginas, te das cuenta de que el cuento de hadas no es tal, que no es oro todo lo que reluce, y que nuestros personajes, habituados a una vida de comodidad y ensueño, se dan de bruces con la oculta realidad que hay detrás de la historia de su reino.

No es una novela larga, es ligera en su lectura y se ameniza todavía más con ilustraciones de los personajes principales. La maquetación (en digital) está muy trabajada para lo acostumbrado, y la pluma de Miguel es diestra en la mayoría del manuscrito. Como único punto mejorable solamente apuntaré alguna repetición ocasional, o alguna frase después de diálogo en la que se explica algo que ya ha quedado claro en ese mismo diálogo. Nada serio, por supuesto.

Tengo que decir que SirenSong es una novela que, pese a las altas expectativas que tenía, ha mantenido el tipo en todo momento. Es una novela que te atrapa y te embauca, te obliga a leer un capítulo más. El último treinta por ciento del libro lo devoré en la última noche de lectura.

Ya me conocéis, sabéis que no me gusta destripar mucho en mis reseñas, y creo que esta ya tiene las suficientes pinceladas para que os lancéis a por la novela.

lunes, 13 de enero de 2020

Reseña: IV nombres

Este nuevo año ha arrancado con un sorprendente y renovado ritmo de lectura por mi parte. Falta me hacía, ya que en todo 2019 no pude leer más de 16 libros. Os recuerdo que, en este primer trimestre de 2020, voy a leer únicamente autopublicados. Comencé con Lo que define a una llama, de G. G. Velasco, y he continuado con IV nombres, de mi compañera Marta Cañigueral. Es una novela cortita que quise leer desde que supe de su existencia. Hacía tiempo que no me ponía con un manuscrito oscuro, donde la tortura y el dolor son la base de sus páginas, y me apetecía experimentarlo.

Mi primer episodio con esta escritora novel fue cuando hice de jurado en la convocatoria de relatos que, a la postre, se terminaría llamando Solsticio de verano. Marta participó y, aunque obviamente yo no sabía que se trataba de ella, su relato fue de los que más me impactó. Recuerdo perfectamente que parecía un relato más, bien escrito pero sin nada especialmente llamativo, hasta que ocurrió algo que hizo que mi cabeza explotase. El 20% final fue un giro total de guion (plot twist, que se dice ahora) que volcó el relato de tal manera que, en mi opinión, lo aupó al podio de la convocatoria.

Volviendo a la novela que vamos a desgranar, IV nombres es ágil de leer. El último 40% del libro lo devoré en poco más de una hora. La historia nos sitúa en Girona, donde un triángulo formado por un mosso d'esquadra, una policía nacional y una filóloga hispánica deberá encontrar a un asesino en serie que se caracteriza por torturar a sus víctimas con instrumentos medievales. Esta trama camina paralela a la de Octavia, esa filóloga que ve cómo su padre muere y su madre subsiste postrada en una cama de hospital. Con todos esos ingredientes, la autora desarrolla una trama que no aburre en ningún momento. Los capítulos son cortos, algo que ayuda a la agilidad de la novela, y cuando te das cuenta, has leído cuatro más en apenas veinte minutos.

Octavia, la protagonista, tiene un carácter fuerte pese a los altibajos que sufre, y demuestra un saber estar impropio de una persona que tiene que atender a diferentes problemas. Un personaje admirable.

Como únicos puntos negativos de la novela mencionaré alguna errata suelta y expresiones que podrían haberse mejorado, aunque no deja de ser una opinión subjetiva. Nada que no encuentres en cualquier obra de un escritor novel.

En definitiva, tenemos en IV nombres una novela recomendable.

miércoles, 8 de enero de 2020

Reseña: Lo que define a una llama

Año nuevo, costumbres nuevas.

Empiezo 2020 con una maratón de lecturas de autopublicados. Gracias a la promoción de Kindle Unlimited de tres meses gratuitos, me he propuesto descubrir el talento de mis compañeros autopublicados. Tengo una larga lista de libros que quiero leer antes de que termine marzo, y aunque dudo que me de tiempo a ponerme con todos ellos, la intención es lo que cuenta y, de momento, no llevo mal ritmo.

Lo cierto es que el primer caso, el que hoy nos trae aquí, no es precisamente un talento por descubrir. Hablamos de G. G. Velasco, uno de los escritores autopublicados con mayor mercado en el panorama español. Finalista en este año pasado del Premio Literario Amazon, es un autor al que tenía ganas de hincar el diente desde muchos meses atrás. Avalado por una de las opiniones en las que tengo una fe más ciega, el título de Lo que define a una llama siempre me había tentado mucho, y el cambio de año ha sido un momento idóneo para dar carpetazo a una de esas novelas que tenía pendientes desde meses atrás. Comenzamos.

G. G. Velasco es un escritor, digámoslo así, con un vocabulario abrumador. Su prosa destila variedad en cada frase, y sus descripciones son ricas y amplias. En todo momento, el autor te ubica perfectamente en la escena que hay diseñada en su cabeza. Esto, que para mí es algo impagable, no hay mucha gente capaz de hacerlo. Hay lectores a los que, incluso, les puede desagradar, porque algo que podría escribirse en tres párrafos está hecho en dos páginas, pero con un gusto y un detalle exquisito. Que el lenguaje empleado sea tan profundo tiene un contrapunto para algunos lectores, y es que, a menudo, tendrán que buscar en el diccionario. Yo no veo el problema, la lectura está hecha para enriquecerse. Y ese es el único pero (que recalco, para mí no lo es) que se le podría poner a este escritor.

Lo que define a una llama es una novela que te atrapa desde el primer momento. Un cliché, ¿verdad? Pues es un cliché que encaja a la perfección con este libro. Puerto Corvino, la ciudad en la que se centra la trama, es un lugar que, pese a lo oscuro y taciturno de su ambiente, me pedía a gritos visitar. La ceniza, los grajos merodeando y un asesinato para abrir boca. ¿Qué más puede pedir un lector de novela policíaca?

La historia avanza con ligereza, los capítulos, aunque no son cortos, sí gozan de un dinamismo que te impide frenar, y el tándem de policías que persiguen al asesino encaja a la perfección. Miranda Cadalso, atormentada después de dos relaciones infructuosas y la desaparición de su hija, tiene que lidiar con un comisario que la persigue apoyada en Expósito, ese subinspector a primera vista frívolo y superficial, pero que oculta una personalidad mucho más profunda.

No quiero adentrarme más, solo añadiré que la novela también entra en el segmento de la ciencia ficción, cosa que no sabía cuando la comencé (me gusta empezar ciertas novelas sin conocer absolutamente nada de la trama) y que, pese a no ser una línea que cruce muy a menudo, me ha resultado gratificante.

También tengo que decir que este escritor podría codearse con la créme de la créme de nuestra actualidad literaria y que, con el tiempo y el empeño que le está poniendo, si él quiere, terminará haciéndolo.