domingo, 11 de agosto de 2019

Reseña: Trilogía del Mar Quebrado

Siempre lo he dicho: la fantasía es un género que admiro profundamente. Una buena novela fantástica es de lo más complicado de construir, porque además de la escritura, se requiere la creación de un mundo desde cero. No creo que sea un género apto para todos los escritores, y no son pocas las obras de fantasía que se quedan a medio camino, o directamente, fracasan.

Recordaré toda mi vida que, en la adolescencia, era más que reticente con este género. No había leído nunca fantasía, no vi las películas de El Señor de los anillos... Era totalmente virgen en el campo. Poco antes de que Juego de Tronos comenzase a emitirse en televisión, me recomendaron que leyese las novelas en las que estaba inspirada la serie. Canción de Hielo y Fuego.

Vale, probaremos, dije yo.

Sigue siendo, a día de hoy, la saga (inacabada, por supuesto) que más me ha atrapado en mi vida. Y sirvió de pistoletazo de salida para que comenzase a leer fantasía. Así fue como conocí a Joe Abercrombie. No tardé mucho en leer su trilogía La primera ley, que me parece una absoluta genialidad. Mi don (o maldición) para olvidar historias hace que sea incapaz de haceros una reseña de esta trilogía, pero por suerte la escribí en su momento. Eso sí: nunca olvidaré el carisma de personajes como Glokta, el inquisidor o Logen Nuevededos.

Ciñéndonos al guión para hoy, hace unas semanas terminé otra trilogía de Abercrombie: la trilogía del Mar Quebrado. Personalmente, y aunque me ha encantado, creo que se sitúa un peldaño por debajo de La primera ley. Se trata de una percepción personal, simplemente los personajes que he mencionado más arriba me parecen muy difíciles de desbancar.

La trilogía está compuesta por, obviamente, tres novelas: Medio rey, Medio Mundo y Media guerra. Cada una de ellas, aunque cuenta con el mismo elenco (más sus respectivos añadidos), está contada desde el protagonismo de un personaje diferente. Respectivamente, Yarvi, Espina Bathu y Skara.

Yarvi, el hijo menor del rey, es el máximo protagonista de la trilogía, ya que es piedra angular de la misma y protagonista en las tres entregas. Pese a ser, como hemos dicho, hijo del rey, no puede formarse como guerrero por la malformación de nacimiento que hace que su mano sea, más bien, un muñón. En lugar de eso, estudia para ser clérigo y terminar siendo el Padre Yarvi. Sin embargo, la noticia de que su padre y hermano han sido asesinados le convierte en rey. No dura mucho, pues una traición le convierte en esclavo. Ahí es donde comienza su historia.

Las andanzas de Yarvi y de los grandes personajes de las tres novelas nos llevan a recorrer el mundo ideado por Joe Abercrombie. Interesa fijarse mucho en el mapa del Mar Quebrado cuando devoras sus páginas. Tenemos tres novelas geniales, con una escritura al más puro estilo Abercrombie: muy trabajada, preciosista, pero sin caer en ningún momento en lo enrevesado. Siempre he dicho que este autor tiene el don de hacer que la frase más simple parezca oro.

Respecto a los otros dos personajes que protagonizan las novelas, Espina Bathu es una chica aguerrida, una niña que desea ser la mejor guerrera del Mar Quebrado. Un lance en una práctica se convierte en tragedia, y acepta la mano que le tiende el Padre Yarvi para sobrevivir exiliada. Skara, por su parte y en el tomo final de la trilogía, es una muchacha que ha sido educada para ser reina. Pero los acontecimientos se precipitan cuando su familia es asesinada a manos de Yilling el Radiante, y Skara debe huir para salvar lo único que queda de su linaje: ella. Nuestros tres protagonistas, Yarvi, Espina y Skara, viven sus travesías personales como un modo de vengar a sus familias, de reivindicarse a sí mismos y de hacer justicia.

Como siempre os digo, no me quiero adentrar mucho más, siempre prefiero, en obras reputadas como lo es esta, dar una simple pincelada para animar a quien no la conozca a que se adentre entre sus páginas.

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