lunes, 22 de junio de 2020

Reseña: La cama de ciprés

Traspasamos el ecuador de junio con una nueva reseña. Una bocanada de letras frescas de la mano de otro autor cuya pluma era totalmente nueva para mí. Hemos hablado en cantidad de ocasiones, y Vicente Blay es un escritor que siempre me ha infundido una confianza y un respeto inmensos. Tenía verdaderas ganas de hincarle el diente a La cama de ciprés, y he de decir que lo he devorado en apenas un par de semanas (un hito para mí, ya lo sabéis).

Creo que hoy es un día inmejorable para reseñar su novela, ya que es su cumpleaños. Una pequeña ofrenda para felicitarle (aunque esta entrada no se va a ver viciada por eso, ya os lo aseguro) y desgranar unas pocas líneas sobre la historia de Claudio y María, sus dos protagonistas.

La cama del ciprés es la primera obra de este autor castellonense, una novela que se adentra en lo más puro de la novela negra, tratando, y consiguiendo, extraer esa esencia oscura que siempre nos ha evocado el género. No es un manuscrito muy extenso, puesto que sobrepasa las doscientas páginas por poco, pero son más que suficientes para dejarnos ver lo que el autor nos quiere entregar.

Os iba a contar de qué va; de hecho, tenía escrito el comienzo, pero me gusta tanto la sinopsis que me voy a limitar a copiárosla aquí abajo.


Dos historias entrelazadas por la muerte y el dolor. El robo de su nueva novela sitúa a Claudio, un escritor marcado por la tragedia, en el epicentro de una serie de violentos crímenes sin resolver. Su libro empieza a cobrar vida de la mano de un escurridizo asesino que tiene en jaque a toda la policía. Tres cadáveres desollados, tres truculentos asesinatos que amenazan el sosiego de un pequeño municipio en el que nunca pasa nada y que convertirán al escritor en principal sospechoso. Mientras el criminal campa a sus anchas con una doble vida de ficción que le permite saborear la tragedia ajena en primera persona, Claudio acaba convirtiéndose en la única pista fiable de la Policía y en la obsesión de aquel al que la prensa acabará apodando como el ‘Destripador fantasma’. Así, una vida marcada por la pérdida, el calvario compartido con su mujer y el recogimiento, se verá sacudida al mismo ritmo que el texto robado se materializa ante él confundiendo al lector con dos realidades que se funden. Tan solo la comprensión del huraño inspector Márquez arrojará luz sobre una vida de altibajos que acabará con Claudio, convertido en víctima y verdugo de su historia.


La cama del ciprés es una gran historia. La novela comienza fuerte, no te deja tiempo ni espacio para pensar siquiera si te gusta, porque desde un primer momento quedas prendido de la trama. Iremos alternando la historia real con pasajes de la novela de Claudio Torres, y a la vez, quemaremos las etapas de su relación con María. Tambien seremos testigos del surgimiento de amistades inesperadas, y asistiremos a pequeñas escenas donde el pasado será más importante que el futuro.

Lo que más me ha gustado de la novela, además de lo vertiginoso de su historia, es la agilidad a la hora de leerla. Vicente utiliza un vocabulario cuidado y muy rico, pero que no entorpece el transcurso de las páginas. Es una de esas novelas que, probablemente, requiera de una segunda lectura para comprender del todo alguno de sus detalles, y ese es uno de los mayores elogios que, a día de hoy, se le puede hacer a una novela.

Tengo entendido que la segunda parte de esta obra está cociéndose en el horno a fuego lento, así que es un gran momento para que os pongáis con La cama del ciprés, y que no se os acumule la faena.

viernes, 5 de junio de 2020

Reseña: Sin aliento


¡Ah, qué gran sensación! Cuando lees, por primera vez, la obra de un nuevo autor al que no conoces. La duda de cómo serán sus escritos, qué fluye por su cabeza. Si, además de todo esto, se trata de la primera novela de ese escritor, la tensión aumenta. Puede que se trate de una de las primeras historias que circularon por su mente.

En el caso que hoy nos ocupa, voy a intentar desmenuzaros un poco el primer trabajo de mi paisano Pascual Delegido, titulado Sin aliento. Esta obra fue seleccionada como ganadora del Premio Titanium de novela, en 2017.

Conocí a Pascual, cara a cara, en una presentación a tres bandas en Alicante, junto con Aroa R. Zúñiga y Eduardo J. Lledó. Mientras que sus dos compañeros hablaban con soltura, Pascual me recordó tanto a mí, hablando solo cuando se le solicitaba, expresándose con las palabras justas... Supe que estábamos cortados por el mismo patrón. Él estaba presentando su segunda novela, llamada En la espiral de la locura, pero cuando el catálogo de trabajos de un autor me llama la atención de igual manera, suelo decantarme por el orden cronológico de publicación. Recuerdo que él mismo me advirtió: «es una novela dura», a lo que contesté: «precisamente por eso la quiero leer». De esta forma, en unos pocos meses me hice con mi ejemplar de Sin aliento, y aquí nos encontramos para hablar sobre él.

Vamos a comenzar por lo primero. No es una novela especialmente larga (300 páginas), y vuelve a reforzar mi opinión sobre que una novela, por ser más breve o más extensa, no aumenta o reduce su nivel (recuerdo que mi Los ecos de la mente tiene 200 páginas).

En Sin aliento vamos a acompañar a Esmeralda Manver, que vive recluida en su propio hogar, presa del abandono y el maltrato de su marido. Encontraremos a una mujer que ha asumido su desdicha, ha dicho adiós a toda esperanza de volver a gozar del hecho de ser libre, y que es la primera sorprendida cuando emprende una huida que supone su última oportunidad, una segunda vida. 
Rubén Campos será su acompañante, junto con un par de aliados, y en el bando opuesto, incontables villanos.

Tenemos entre las manos una novela con descripciones trabajadas, un manuscrito más que cuidado en el que cada pequeño detalle será importante. Es sorprendente cómo se puede crear una novela tan compacta sin alardear en cuanto a ubicaciones, largos períodos de tiempo y decenas de personajes. La trama de Sin aliento transcurre en la provincia de Alicante y en apenas dos días frenéticos, en los que los protagonistas verán a sus antagonistas, en todo momento, a través de su retrovisor.

Esta novela me ha evocado, por momentos, a algunas escenas de las películas de Tarantino. No sé si es algo buscado o si es fruto de la casualidad, como tampoco sé si el propio autor me acompañará en esta observación. Pero han sido unas cuantas las sonrisas que he esbozado recordando los famosos episodios de los matones de Reservoir Dogs o Pulp Fiction.

En definitiva, Sin aliento ha sido una bocanada fresca de novela negra en su sentido más puro. Armas, persecuciones, violencia y sangre. Cuatro elementos que, junto con un amor desbocado surgido de la nada, eclipsan las líneas de Pascual Delegido.