viernes, 5 de junio de 2020

Reseña: Sin aliento


¡Ah, qué gran sensación! Cuando lees, por primera vez, la obra de un nuevo autor al que no conoces. La duda de cómo serán sus escritos, qué fluye por su cabeza. Si, además de todo esto, se trata de la primera novela de ese escritor, la tensión aumenta. Puede que se trate de una de las primeras historias que circularon por su mente.

En el caso que hoy nos ocupa, voy a intentar desmenuzaros un poco el primer trabajo de mi paisano Pascual Delegido, titulado Sin aliento. Esta obra fue seleccionada como ganadora del Premio Titanium de novela, en 2017.

Conocí a Pascual, cara a cara, en una presentación a tres bandas en Alicante, junto con Aroa R. Zúñiga y Eduardo J. Lledó. Mientras que sus dos compañeros hablaban con soltura, Pascual me recordó tanto a mí, hablando solo cuando se le solicitaba, expresándose con las palabras justas... Supe que estábamos cortados por el mismo patrón. Él estaba presentando su segunda novela, llamada En la espiral de la locura, pero cuando el catálogo de trabajos de un autor me llama la atención de igual manera, suelo decantarme por el orden cronológico de publicación. Recuerdo que él mismo me advirtió: «es una novela dura», a lo que contesté: «precisamente por eso la quiero leer». De esta forma, en unos pocos meses me hice con mi ejemplar de Sin aliento, y aquí nos encontramos para hablar sobre él.

Vamos a comenzar por lo primero. No es una novela especialmente larga (300 páginas), y vuelve a reforzar mi opinión sobre que una novela, por ser más breve o más extensa, no aumenta o reduce su nivel (recuerdo que mi Los ecos de la mente tiene 200 páginas).

En Sin aliento vamos a acompañar a Esmeralda Manver, que vive recluida en su propio hogar, presa del abandono y el maltrato de su marido. Encontraremos a una mujer que ha asumido su desdicha, ha dicho adiós a toda esperanza de volver a gozar del hecho de ser libre, y que es la primera sorprendida cuando emprende una huida que supone su última oportunidad, una segunda vida. 
Rubén Campos será su acompañante, junto con un par de aliados, y en el bando opuesto, incontables villanos.

Tenemos entre las manos una novela con descripciones trabajadas, un manuscrito más que cuidado en el que cada pequeño detalle será importante. Es sorprendente cómo se puede crear una novela tan compacta sin alardear en cuanto a ubicaciones, largos períodos de tiempo y decenas de personajes. La trama de Sin aliento transcurre en la provincia de Alicante y en apenas dos días frenéticos, en los que los protagonistas verán a sus antagonistas, en todo momento, a través de su retrovisor.

Esta novela me ha evocado, por momentos, a algunas escenas de las películas de Tarantino. No sé si es algo buscado o si es fruto de la casualidad, como tampoco sé si el propio autor me acompañará en esta observación. Pero han sido unas cuantas las sonrisas que he esbozado recordando los famosos episodios de los matones de Reservoir Dogs o Pulp Fiction.

En definitiva, Sin aliento ha sido una bocanada fresca de novela negra en su sentido más puro. Armas, persecuciones, violencia y sangre. Cuatro elementos que, junto con un amor desbocado surgido de la nada, eclipsan las líneas de Pascual Delegido.

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