miércoles, 8 de enero de 2020

Reseña: Lo que define a una llama

Año nuevo, costumbres nuevas.

Empiezo 2020 con una maratón de lecturas de autopublicados. Gracias a la promoción de Kindle Unlimited de tres meses gratuitos, me he propuesto descubrir el talento de mis compañeros autopublicados. Tengo una larga lista de libros que quiero leer antes de que termine marzo, y aunque dudo que me de tiempo a ponerme con todos ellos, la intención es lo que cuenta y, de momento, no llevo mal ritmo.

Lo cierto es que el primer caso, el que hoy nos trae aquí, no es precisamente un talento por descubrir. Hablamos de G. G. Velasco, uno de los escritores autopublicados con mayor mercado en el panorama español. Finalista en este año pasado del Premio Literario Amazon, es un autor al que tenía ganas de hincar el diente desde muchos meses atrás. Avalado por una de las opiniones en las que tengo una fe más ciega, el título de Lo que define a una llama siempre me había tentado mucho, y el cambio de año ha sido un momento idóneo para dar carpetazo a una de esas novelas que tenía pendientes desde meses atrás. Comenzamos.

G. G. Velasco es un escritor, digámoslo así, con un vocabulario abrumador. Su prosa destila variedad en cada frase, y sus descripciones son ricas y amplias. En todo momento, el autor te ubica perfectamente en la escena que hay diseñada en su cabeza. Esto, que para mí es algo impagable, no hay mucha gente capaz de hacerlo. Hay lectores a los que, incluso, les puede desagradar, porque algo que podría escribirse en tres párrafos está hecho en dos páginas, pero con un gusto y un detalle exquisito. Que el lenguaje empleado sea tan profundo tiene un contrapunto para algunos lectores, y es que, a menudo, tendrán que buscar en el diccionario. Yo no veo el problema, la lectura está hecha para enriquecerse. Y ese es el único pero (que recalco, para mí no lo es) que se le podría poner a este escritor.

Lo que define a una llama es una novela que te atrapa desde el primer momento. Un cliché, ¿verdad? Pues es un cliché que encaja a la perfección con este libro. Puerto Corvino, la ciudad en la que se centra la trama, es un lugar que, pese a lo oscuro y taciturno de su ambiente, me pedía a gritos visitar. La ceniza, los grajos merodeando y un asesinato para abrir boca. ¿Qué más puede pedir un lector de novela policíaca?

La historia avanza con ligereza, los capítulos, aunque no son cortos, sí gozan de un dinamismo que te impide frenar, y el tándem de policías que persiguen al asesino encaja a la perfección. Miranda Cadalso, atormentada después de dos relaciones infructuosas y la desaparición de su hija, tiene que lidiar con un comisario que la persigue apoyada en Expósito, ese subinspector a primera vista frívolo y superficial, pero que oculta una personalidad mucho más profunda.

No quiero adentrarme más, solo añadiré que la novela también entra en el segmento de la ciencia ficción, cosa que no sabía cuando la comencé (me gusta empezar ciertas novelas sin conocer absolutamente nada de la trama) y que, pese a no ser una línea que cruce muy a menudo, me ha resultado gratificante.

También tengo que decir que este escritor podría codearse con la créme de la créme de nuestra actualidad literaria y que, con el tiempo y el empeño que le está poniendo, si él quiere, terminará haciéndolo.

2 comentarios:

G. G. Velasco dijo...

Sin palabras me dejas. Muchas gracias por la reseña. Me alegra mucho que te haya gustado. ¡Un saludo!

Carolina dijo...

Hola.
No he leído el libro pero creo que lo tengo comprado. La verdad es que me llama bastante la historia, así que espero poder leerlo pronto.
Nos leemos.